LOS SÁLIBAS QUE SUBIERON AL CIELO


Publicado por:

Aldair Guarupe

domingo, 27 de febrero de 2022


Hace mucho tiempo unos Sálibas que existieron, eran médicos tradicionales que bailaban sorbiendo yopo y tenían mucha sabiduría. Además eran astrólogos y proféticos. Un día el médico llegó de mariscar y con hambre, y fue donde la hermana la mezquina que le regalara casabe pues tenía bastante, pero ella no le dio nada. El saikwa y los demás familiares se pusieron a bailar hasta que el piso de la casa se hundió como un metro. Tenían una muchacha que estaba en pubertad, la tenían acostada. Ellos la bajaron para que flechara hacia el cielo. Le dieron puya y ella empezó flechar hasta que en el último intento la puya pegó al cielo y en la parte intima de la mujer algo le sonó raro, lo cual significaba que había pegado al cielo. Luego ella continuó flechando en el culito de la otra hasta hacer una escalera.

Cómo los médicos Sálibas eran tan poderosos llamaron a los comejenes termitas que comen palo. Los comejenes trabajaron toda la noche y al amanecer había mucho aserrín, pues habían pegado las flechas de la tierra al cielo quedando una escalera.

La gente subió al cielo y la mezquina no estaba en ese momento. Al llegar vieron un caño con una agua bien clarita, parecía cristalina. Ahí acamparon y recogieron hojas de un palo que la corteza se descascara como la canela, se llama “con lo que se bañaron los que fueron al cielo’’.

En ese rio de agua de vida el medico les dijo que se bañaran porque iban a entrar a otro planeta, todos con la hoja del árbol, ya que no se podían zumbar al caño; allí había una serpiente de siete cabezas grande, el que se iba bañando se sentaba encima de ella ‘’yalibali’’.

La mezquina cuando fue a visitarlos vio que no había nadie, entonces se fue detrás de ellos, pero al llegar al caño para bañase rápido se zumbó y se murió. Por eso en el mes de junio cuando hay aguaceros blancos que a veces se levanta unos nubarrones del oriente se ve una nube con figura de una persona colgada, esa es la mujer que era mezquina, está pagando por no servirle a la familia.

Continuaron caminando hasta llegar donde vivía el da´de rayo, ahí también acamparon cerca de él porque no podían pasar. El médico les dijo: “tenemos que demorarnos unos días hasta que yo prepare y arregle con yojo da’de”. El rayo no permanecía en la casa solo, lo acompañaba la hija, una muchacha muy bonita. El medico salió del campamento convertido en un lagartijito, subió por la pared hasta donde tenía la escopeta el rayo, pero cuando se pegaba del arma relampagueaba, le decía el abuelo a la hija: “¿Quién llegó?, o, ¿Qué pasa?”. Ella contestaba: “nada papá, sólo un lagartijo que está encima de su arma”.

El lagartijo subía a ver todos los detalles de la escopeta para hacer una idéntica en madera. Se iba al campamento y lo que se acordaba labraba. Cuando se le olvidaba iba de nuevo a fijarse, para ver que le faltaba y relampagueaba de nuevo, es el mismo lagartijo. Iba la muchacha a cogerlo y salía corriendo el animalito, hasta que por fin se copió todo como era la escopeta.

Llev-o el arma que el fabricó. En ese momento la muchacha estaba adentro. Entró calladito cambiando la escopeta. Ese día les dijo al pueblo: “ya vamos a salir, ya hice lo que había pensado”, esa multitud de gente al asomarse les dijo: “el da’de, esperen que los voy a saludar”. Fue y buscó la escopeta, le disparó pero no le reventaba, entonces regañó a su hija diciéndole: “hija, ¿usted que le hizo a la escopeta, por qué no revienta?’’. Cuando el médico vio al da’de rayo que no les hizo nada, le dijo: “ahora nosotros la vamos a saludar”. Saco la escopeta y de un solo disparo –pummm-, de el abuelo quedó sino las boronas. La muchacha protestó llorando: “ustedes vinieron sino a hacerme daño, a matar a mi papá”. El medico la consoló: “no se preocupe, solo los estamos saludando su papá va a volver a vivir’’. Y con la sabiduría y su poder hizo un montón de hormigas chiquiticas, de esas que le gusta la carne y estan trabajaron rápido hasta amontonar todo las boronas de carne formando una persona, los dedos, la pierna, el pelo se lo pusieron en la cabeza, etc. Al terminar de formar las hormigas, el saikwa sopló al muñeco en la cabeza, entonces el abuelo se movió y se sentó y suspiro largo y hondo diciendo: “nietos sigan’’. De esto se le quitó al hombre todo lo que era malo. Bravo ahí si los saludo uno por uno dándole la mano y dándoles la bienvenida. Les preguntó que para donde se dirigirán, y les señaló el camino que debían seguir derecho.

Por eso el abuelo rayo no mata demasiada gente si no ya nos hubiese acabado a todos.

Enseñanza: esta enseñanza se refiere a los tres mudos: el primero es el malo, de los impíos y de los inserviciales, el segundo los indecisos, el tercero los bondadoso, los serviciales, los que se cuidan de la maldad, por eso no es bueno ser mezquino ni malgeniado, ni confiado, es mejor ser solidario, de buen genio y a la vez ser previsivo. La mezquina quedo en el primer mundo.

Autor (es)

Narraciones del Pueblo Sáliba

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